El jugador
Escrita en el plazo de cuatro semanas, El jugador es una de las obras más importantes del autor; narrada en primera persona, con un estilo muy próximo al apunte o al diario íntimo y con un trasfondo indudablemente autobiográfico, refleja los dos grandes impulsos -el juego y la pasión amorosa- que dominaron la vida del gran novelista ruso. En medio de una galería de personajes desarraigados y trashumantes, que deambulan por la ciudad-balneario de Wiesbaden (el <<Roulettebourg» de la ficción), la patética figura de Aleksei Ivanovich, un rebelde incapaz de exteriorizar su rechazo del sistema, personifica el goce y la angustia del tipo humano que acaba por canalizar toda su capacidad de protesta en la pasión por el juego, vía de acceso a una libertad vorazmente deseada mediante el envilecimiento y el sufrimiento.