Huir
“En 1985 ediciones Minuit decidió publicar La Salle de bain (El cuarto de baño), la primera novela del belga Jean-Philippe Toussaint. El autor se convertiría aquel año en el joven escritor ‘francés’ más importante. Frases cortas, estilo límpido, sentido de los objetos, obsesión por lo íntimo y cotidiano, minúsculo hasta el absurdo, lo cómico o la extrañeza, impusieron un estilo único, siempre presente en los libros que siguieron: Monsieur (Monsieur) (1986), L’Appareilphoto (La cámara fotográfica) (1989), La Réticence [La reticencia] (1991), La Télévision (La Televisión) (1997) y Autoportrait (à l’étranger) [Autorretrato (en el extranjero)] (2000). Con Faire l’amour [Hacer el amor] (2002) su obra dio un nuevo giro. En veinte años, Jean-Philippe Toussaint ha pasado de un cuarto de baño a China con el bello Fuir [Huir], publicado en septiembre de 2005, continuación invernal de Faire l’amour. Ambos libros forman un díptico: el primero narra una ruptura, el segundo sus consecuencias. Uno, estático, se desarrolla en un hotel, el otro parece siempre estar en movimiento, en un tren, en moto, en un avión, corriendo, signo de un perpetuo movimiento forzado por el autor, en busca de lo que él mismo llama ‘la energía novelesca’. Su obra se ha hecho más visual, más cinematográfica. Huir es una bella respuesta literaria a las creaciones de los cineastas contemporáneos más interesantes, como David Lynch o Wong Kar Waï.”
Nelly Kaprêlian, Les Inrockuptibles
“Existe un ‘estilo’ Toussaint: trémulo, distinguido, desgarrado, inesperado, glacial. Existe un fulgor Toussaint, con perspectivas de calles, habitaciones, corredores, baldosas, siluetas, agua; toda una oleada de sensaciones; el autor muestra un mundo de ilusiones flotantes, lleno de trampas. Huir es un libro riguroso, austero, habitado, engastado con una simplicidad sorprendente ante el pesado andamiaje de las ‘novelas’ publicadas en Francia actualmente. Si todas las grandes novelas poseen una luz propia, esta novela resplandece, inteligente y fraterna, desengañada y aristocrática.”
Jacques Pierre Amette, Le Point