Ensayo sobre la economía marxista

Editorial: Huella
Año: 1956
Páginas: 138
Sección: Filosofía | Historia
Género: Ensayo
Disponible
$7500
Antiguo

El desarrollo del análisis económico que ha tenido lugar desde los días de Marx nos permite descubrir tres ramas distintas en el tratamiento que Marx da a las crisis. La primera es la teoría del ejército industrial de reserva, que muestra cómo la desocupación tiende a fluctuar paralelamente a la relación entre el volumen de capital que ofrece ocupación a la mano de obra y la masa disponible de ésta para ser ocupada. La segunda es la teoría de la tendencia de creciente del tipo de ganancia que demuestra cómo la voracidad de los capitalistas por la acumulación se torna en locura al reducir el tipo medio de los rendimientos del capital. Y la tercera es la teoría de la relación entre las industrias de bienes de consumo y las de bienes de producción, que demuestra cómo la fuerza productiva siempre creciente de la sociedad se estrella contra el límite que impone el poder de consumo que a su vez depende de la pobreza de los trabajadores.

En la mente de Marx estas tres teorías no son distintas, sino que, por el contrario, se confunden en una sola visión del sistema atormentado por sus propias contradicciones inherentes que generan las condiciones de su desintegración.

Entre tanto, los economistas académicos, sin conceder mucha atención a Marx, se han visto forzados por las experiencias de los tiempos modernos a revisar gran parte de su apologética ortodoxa, y los recientes desarrollos de la teoría académica los ha conducido a una posición que en algunos aspectos se asemeja a la posición de Marx mucho más estrechamente que a la de sus antecesores intelectuales. La moderna teoría de la competencia imperfecta, aunque formalmente muy diferente de la teoría de la explotación de Marx, tiene una estrecha afinidad con ella. La moderna teoría de las crisis tiene varios pun tos de contacto con la tercera línea que se distingue arriba dentro del tratamiento de las crisis de Marx, y aun tiene alguna semejanza con la primera. 

En términos generales, el torturado pensamiento de Marx tiene en esta edad enloquecida un aire de mayor realidad que la ingenua complacencia de los académicos ortodoxos. Pero al mismo tiempo resulta más alentador, pues deja en libertad no sólo la esperanza, sino el terror que encierra la caja de Pandora, en tanto que aquéllos sólo predican la sombría doctrina de que todo pasa en el mejor de los mundos posibles.