Utopía

En 1516, Tomás Moro dio a conocer la que sería su obra fundamental: Utopía. Aunque Moro no fue el primero en diseñar una sociedad ideal, sí fue el primer pensador que dio acertado nombre a la tarea de imaginar una organización social armónica. El nombre que dio a esta tarea es el de utopía, neologismo que el humanista Moro derivó del griego u-topos y que significa «no lugar», ninguna parte, es decir, un ámbito no existente, pero que puede llegar a ser real, puesto que se piensa como posible, o, al menos -atendiendo a las propias palabras de Moro al final del libro- como deseable.

Este aspecto desiderativo es consustancial a las utopías y a la Utopía de Tomás Moro. Aquéllas, como ésta, contienen el sueño de una vida mejor y, en consecuencia, son críticas respecto a la situación existente. Pero en el caso concreto de Utopía, la crítica no sólo se deduce de la segunda parte en la que se describen las condiciones de vida y la organización de la república de Utopía, sino que toda la primera constituye una diatriba no utópica dirigida contra la situación en que se encontraba la sociedad europea, y en particular inglesa, de la época. De esta manera, la obra se abre con un análisis centrado, sobre todo, en los males que aquejaban a la Inglaterra del siglo XVI y se cierra con una solución de los mismos en el modelo de sociedad diferente que el autor propone.