Los casos de Sigmund Freud
El hombre de los lobos
Cuando el Hombre de los Lobos acude a Freud, padece de singulares síntomas depresivos, secuela de una neurosis obsesiva que había aparecido poco después del sueño de los cuatro años. Todo el análisis de Freud se centró en el significado del sueño de los lobos y en la neurosis del niño. En 1914 Freud da por finalizado el análisis y cuatro años más tarde publica su famosa Historia de una neurosis infantil.
El Hombre de los Lobos era hijo de un abogado ruso y pertenecía a una familia de poderosos terratenientes. Despojado de todos sus bienes por la revolución bolchevique, doblemente arruinado por la primera guerra mundial, logra escapar de Rusia en 1919. En esta fecha reanuda su tratamiento con Freud durante cuatro meses a raíz de una constipación histérica.
De octubre de 1926 a febrero de 1927 el Hombre de los Lobos debió tratarse nuevamente. Lo hizo esta vez con Ruth Mack Brunswick, por indicación de Freud. El resultado fue positivo y el Hombre de los Lobos parece entonces liberarse definitivamente de los síntomas que esta vez lo acercaban a una peligrosa psicosis paranoica. Establecido en Viena, ganándose modestamente la vida como empleado de una empresa de seguros, el Hombre de los Lobos inicia alrededor de 1930 una relación amistosa con la psicoanalista norteamericana Muriel M. Gardiner, quien completaba sus estudios de medicina en aquella ciudad. Se sella entonces una relación que alienta y ayuda la penosa existencia en Viena del ex paciente de Freud. En 1957, estrechados los vínculos por una correspondencia que dura a lo largo de los años, Muriel M. Gardiner le sugiere que escriba sus Memorias. El Hombre de los Lobos acepta gustoso y le responde haciéndole llegar un manuscrito titulado "Cómo llegué a analizarme con Freud". De 1958 a 1968 trabaja en la redacción del manuscrito completo, que ordena por etapas históricas y que se publica en este volumen.