Las locas de la Plaza de Mayo

Estaban allí las tres, apretadas sobre las dos sillas de la pequeña entrada de la oficina. Viejas conocidas, casi cóm plices.

A mi llegada, me sonrieron y me dijeron simplemente: "Nos enteramos que nos dejás mañana para regresar a tu país. Quisimos traerte algo, para agradecerte el haber es tado junto a nosotras, por habernos puesto el hombro. Perdónanos por ofrecerte un recuerdo tan modesto, pero en el va todo nuestro corazón".

En el paquete que me ofrecieron, había un mapa de la Argentina dibujado sobre un trozo de cuero, al pirograbado. Uno de esos mapas para turistas, como se ven en todos los negocios de artículos "regionales"..., junto con algo más. Una inscripción a mano, con marcador: "Madres de Plaza de Mayo - 1980".

No supe qué decirles, las palabras resultan a veces muy pequeñas. Me contenté con abrazarlas. Hoy, puedo responderles hablando de ustedes. Este li bro, lo escribí para ustedes.

Jean Pierre Bousquet

"¡Hola! ¿Jean-Pierre? Soy Marta. Quisiera verte esta tarde. Es muy importante. Si estás de acuerdo, nos encon tramos a las cuatro en la esquina de Diagonal Sur y Moreno, frente a la concesionaria de autos.

Apenas tuve tiempo de decir que sí, después de echar una rápida ojeada sobre la agenda, cuando ella ya había colgado, sin explicar una sola palabra. En abril de 1977, en la Argentina, cuando se telefonea a un periodista, extranjero por añadidura, no es muy recomendable hablar demasiado, y Marta lo sabe muy bien."