De los principios de la naturaleza

En De los principios de la naturaleza Santo Tomás establece de manera definitiva su concepción acerca de la duplicidad del ser: ser esencial por una parte, hecho necesario por la voluntad divina, y ente accidental por la otra, ángel caído. Esta enunciación de Santo Tomás vuelve a poner en primer plano la antigua tesis aristotélica, según la cual la materia no es sino el modo que potencialmente adquiere todo lo que es real. El rigor escolástico de esta obra es, como siempre en Santo Tomás, absoluto: ni un elemento, ni un adjetivo que traicionen un desfallecimiento de la argumentación o muestren una preferencia particular del autor.

La firmeza escolástica de Santo Tomás desbroza ya, en De los principios de la naturaleza, los caminos que en el futuro recorrerían tanto la filosofía como la teología medievales.