Fragmentos sobre la historia de la filosofía

Puesto que no hay posibilidad alguna de filosofar si no es partiendo de un lenguaje filosófico dado, al que cabrá desarrollar en un sentido u otro, Schopenhauer toma como punto de partida el lenguaje del idealismo alemán, al que transforma sucesivamente hasta crear un nuevo lenguaje. Parerga y paralipomena -los Fragmentos tienen ya una música distinta a la de la filosofía romántica alemana, y esto fue advertido claramente, como lo demuestra la extraordinaria acogida que se dispensó a esta obra al ser publicada en 1851.

Además de la sencillez y de la amenidad, los Fragmentos son deliberadamente asistemáticos. Nada más lejos de ellos, por ejemplo, que las Lecciones sobre la historia de la filosofía de Hegel -el último gran sistemático, como se le ha llamado-. Los Fragmentos son fruto de las lecturas de Schopenhauer, son, por decirlo más apropiadamente, una lectura shopenhaueriana de la historia de la filosofía, que abarca desde los presocráticos hasta la filosofía del autor, pasando por los grandes clásicos del pensamiento griego, los neoplatónicos, algunos pensadores medievales y los filósofos de la Edad Moderna. La máxima atención y la máxima extensión está concedida a Kant, de quien Schopenhauer se consideraba el único y verdadero continuador.