Elogio de la locura
"¿No sería demasiado injusto, concediendo a todos los hombres el derecho a divertirse, no permitir ningún solaz a los que se dedican al estudio, máxime si hablan de asuntos serios que, aunque tratados en broma, tal vez sean de más provecho para el lector que tenga un mínimo de alfato, que ciertas severas y espléndidas disertaciones?"
Armado de esta intención paródica y utilizando el arma de la ironía, Erasmo presenta al personaje de la Locura, la cual, ante una asamblea que reúne a todas las naciones, clases y edades, anuncia su propósito de hacer un elogio de sí misma. Hija de Plutón, el dios de la riqueza y de la Juventud, la Locura muestra cómo sus orígenes están ligados a la misma vida, pues ella está enraizada en el amor y en la guerra, en el arte y en todo cuanto el hombre ha construido de bueno en sociedad. "Sin mí -afirma la Locura el mundo no podría existir ni un momento. Porque todo lo que se hace entre mortales, ¿no está lleno de locura? ¿No está ejecutado por locos y para locos?" De esta manera, el gran humanista neerlandés se ríe de los excesos de la erudición y del racionalismo -que en cierto modo era reírse de sí mismo, pues les contrapone la "locura" como inmediatez de la vida en su irracionalidad creadora y viene a mostrar cómo el fundamento de las cosas tiene en sí algo de inaferrable para el hombre cuerdo.