Diario interior de René Favaloro

Editorial: Sudamericana
Año: 2003
Páginas: 200
ISBN: 9789500723954
Disponible
$15000
Leído. Buen estado.

A partir de su muerte, la vida de una persona es automáticamente rescrita. Ese punto final definitivo da otro cariz a los actos, a los valores que defendió, a los amores que la atravesaron, que son observados entonces bajo una luz inédita. Sin embargo, en esta instancia los juicios de valor suelen pecar de reduccionismo. Gestan velozmente la postal del héroe o exageran la estampa del villano. En cualquier caso, pierden lo esencial: la dimensión humana de esa vida, su posición frente a los semejantes y frente a la comunidad. Es decir, su ética.

Diario interior de René Favaloro es un intento, y un espléndido logro, de restituir esa dimensión humana al hombre que se suicidó, dejando atrás una carrera profesional descollante, el 29 de julio de 2000. En estas páginas descubrimos a un René Favaloro pleno: con su grandeza espiritual y su permanente entrega solidaria, con su avidez intelectual y en su lucha constante por mejorar (y depurar de actos corruptos) el sistema de salud en la Argentina. Pero también conocemos al hombre casero, que ansiaba la llegada del domingo para amasar y cocinar pastas y compartirlas con sus amigos, el mismo que tuvo una continua y dificultosa relación con el poder y con sus representantes.

Y, por último, el Favaloro del final, el que vio cómo, mientras el país se estaba derrumbando, sus sueños se congelaban y eran presa de la rapiña, el desmérito y el total olvido de la ciencia. En el campo de la medicina, que para él era un santuario, se instaló el imperio de lo económico y del liso y llano mercantilismo. Ante esa evidencia, y como un último gesto de dignidad y valentía, optó por el suicidio. Para sustraerse a ese envilecimiento y quizás, por qué no pensarlo, para enviar un mensaje, con destino incierto, a una sociedad a la que sirvió como médico y ciudadano.

Carlos Penelas, quien fue su estrecho colaborador durante más de veinte años, ha retratado de manera conmovedora y sin silencios oportunistas, y menos aún, sin golpes bajos, a René Favaloro. Quizás por ello tan a menudo este libro nos emociona y, más de lo que quisiéramos, despierta nuestra indignación. Los golpes que en su momento recibió el doctor Favaloro se funden, a su modo, con los que recibió el resto de los argentinos. Permanece, a pesar de su doloroso final, su legado: la entereza personal y el amor al saber, la entrega y el sacrificio para defender sus ideas, sobre todo la idea de un país más justo y generoso con todos sus habitantes.