El hombre invisible
En El hombre invisible nos muestra las contradicciones de un joven y brillante científico que, tras largas jornadas de agotadores experimentos, descubre la forma de hacerse invisible. Sin embargo, trastornado por los sufrimientos y el acoso a que se ve sometido, abandona todo escrúpulo y trata de emplear su descubrimiento para enriquecerse y dominar, sin detenerse ante la violencia y el engaño.
Novela fantástica y un tanto amarga, subraya los potenciales peligros de una ciencia mal utilizada. Escrita en 1897, poco después de «La máquina del tiempo», El hombre invisible cuyo personaje central ha alcanzado, como Drácula o Frankenstein, un lugar en el imaginario del mundo moderno da forma definitiva a uno de los motivos que habrían de cobrar más relieve, y en cierto sentido hacerse pavorosa realidad, en el siglo xx: el del uso irreflexivo e inescrupuloso del conocimiento científico y las consecuencias nefastas de ponerlo al servicio de causas egoístas o espurias.
"Ver sin ser visto es colocarse fuera -y por encima- de esa reciprocidad que es inseparable de una sociedad basada en principios igualitarios. Nadie se llame a engaño, advierte Wells: con todo lo que tiene de seductora, y de gozosa, la fantasía de la invisibilidad es una fantasía de impunidad, y por lo tanto, de poder".
Griffin ha descubierto la invisibilidad. Sin embargo, muy pronto también padece las terribles consecuencias de su nueva condición. Una novela que, entre el relato fantástico y la ciencia ficción, se ha transformado en un clásico de la literatura universal.