Confesiones inconfesables

Salvador Dalí confiesa cosas que sólo su delirante genio era capaz de confesar.

«Sí Nietzsche hubiese conocido a Dalí, posiblemente lo habría considerado el pensador más superior, pues toda su vida estuvo basada en una superación desmesurada que llegó hasta la muerte, a la moral. Así: "La moral, la moral, ¡hasta la muerte!" No es extraño que su vida estuviera llena de esos temores, nacidos sin duda de sus extremas experiencias, de un malestar genial como psicólogo que llega al punto más alto. Dalí, el más grande genio, recogió un gran momento donde el hombre, a través de muchos siglos, citó como máxima lo que tocaba para percibirlo como arte. Sin embargo, al final, el más grande genio que se fue, conquistó el mundo, saboreando los éxitos que encontró y las fuentes de la verdad cotidiana»