Los lanzallamas
Tras Los siete locos, Roberto Arlt emprendió una nueva novela con los mismos personajes y la voluntad de complementar aquella. La tituló Los lanzallamas, y en su prólogo afirmaba que con ella finalizaba Los siete locos. Aunque se trata de novelas independientes, que no precisan una de la otra para una comprensión cabal de ambas, es evidente que conforman de hecho una unidad que refleja, como ningún otro texto, el universo arltiano.
En Los siete locos, Erdosain, su protagonista, es un regenerador del mundo, pero también un personaje que anhela castigarse sumergiéndose en la abyección. En Los lanzallamas, Erdosain se convierte en cierto modo en la víctima del Astrólogo, el otro héroe del libro, que se revela como un competente gerente de la monstruosidad, un nuevo dios: el engañador.
En Los lanzallamas no hay tragedia; la aniquilación es racional, científica, como lo es la guerra química o bacteriológica. Éste y otros aspectos de estas dos grandes novelas convierten a Roberto Arlt en uno de los pocos narradores en lengua española que han ofrecido una interpretación del caos y la incertidumbre del mundo contemporáneo.