Biblioteca personal
Prólogos
En 1984 una editorial argentina propuso a Jorge Luis Borges la selección de cien obras que, prologadas por él mismo, constituirían una colección cerrada. El criterio de formación de esa biblioteca estaría ligado, al margen de cronología o clasificaciones de cualquier tipo, a la memoria de sus lecturas. Biblioteca personal reúne prodigiosos textos, a la vez testimonio de las preferencias del autor y verdadero legado de una vida dedicada al goce de la literatura. La relación de escritores abarca los más diversos géneros, edades, culturas y lenguas: Heródoto, Virgilio, Snorri Sturlson, Juan Ruiz, Fray Luis de León, Quevedo, Daniel De Foe, Jonathan Swift, Edward Gibbon, Voltaire, William Blake, Dostoievski, Kierkegaard, E. A. Poe, Flaubert, Hermann Melville, Josep Conrad. R. L. Stevenson, Arthur Machen, Rudyard Kipling, Henry James, Franz Kafka, G. K. Chesterton, Henrik Ibsen, George Bernard Shaw, Hermann Hesse, Oscar Wilde, Eça de Queiroz, André Gide, H. G. Wells, Leopoldo Lugones, Eugene O'Neill, Henri Michaux, Julio Cortázar, Juan Rulfo, etc.
"A lo largo del tiempo, nuestra memoria va formando una biblioteca dispar, hecha de libros, o de páginas, cuya lectura fue una dicha para nosotros y que nos gustaría compartir. Los textos de esa íntima biblioteca no son forzosamente famosos. La razón es clara. Los profesores, que son quienes dispensan la fama, se interesan menos en la belleza que en los vaivenes y en las fechas de la literatura y en el prolijo análisis de libros que se han escrito para ese análisis, no para el goce del lector.
La serie que prologo y que ya entreveo quiere dar ese goce. No elegiré los títulos en función de mis hábitos literarios, de una determinada tradición, de una determinada escuela, de tal país o de tal época. Que otros se jacten de los libros que les ha sido dado escribir; yo me jacto de aquellos que me fue dado leer, dije alguna vez. No sé si soy un buen escritor; creo ser un excelente lector o, en todo caso, un sensible y agradecido lector. Deseo que esta biblioteca sea tan diversa como la no saciada curiosidad que me ha inducido, y sigue induciéndome, a la exploración de tantos lenguajes y de tantas literaturas. Sé que la novela no es menos artificial que la alegoría o la ópera, pero incluiré novelas porque también ellas entraron en mi vida. Esta serie de libros heterogéneos es, lo repito, una biblioteca de preferencias.
María Kodama y yo hemos errado por el globo de la tierra y del agua. Hemos llegado a Texas y al Japón, a Ginebra, a Tebas, y, ahora, para juntar los textos que fueron esenciales para nosotros, recorreremos las galerías y los palacios de la memoria, como San Agustín escribió.
Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo, hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos. Ocurre entonces la emoción singular llamada belleza, ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica. La rosa es sin porqué, dijo Angelus Silesius; siglos después, Whistler declararía: El arte sucede. Ojalá seas el lector que este libro aguardaba."
Jorge Luis Borges