El baldío
El baldío apareció en Buenos Aires en 1966. Para entonces, su autor ya era reconocido y respetado por El trueno entre las hojas (1953) e Hijo de hombre (1960), ambos títulos editados por Editorial Losada.
Esta serie de cuentos, menos conocida pero no por ello menos apasionante, pone en evidencia la ductilidad y el talento de este escritor paraguayo. Si bien Roa Bastos se ha destacado en la reproducción de las voces trágicas de la naturaleza y su análisis del poder, también fue sutil en la pintura de escenarios urbanos y, sobre todo, de los gestos en apariencia intrascendentes. Los 13 cuentos que integran este libro pertenecen a diferentes etapas de su escritura y alternan la mitología con la entrada de personajes urbanos, mentirosos casi porteños, diarieros, gente de la calle, charlatanes de café.
“Estamos frente a una auténtica creación artística”, declaraba por aquellos años el crítico uruguayo Ángel Rama: “Roa Bastos tiene un sentido muy actual de la prosa narrativa, de las estructuras literarias, y sobre todo del manejo vivo, en lo concreto, de las ideas. Cumple con la condición básica para la creación narrativa de hoy: una previa interpretación ideológica de la vida. Estamos ante la operación de un realismo crítico: capaz de una dicción seca, tumultuosa y doliente por excepción, que elude el discurso explicativo dando la palabra a sus personajes”.
Augusto Roa Bastos (Asunción del Paraguay 1917-2005) fue un referente ético y literario para los autores de la generación del sesenta y también para los que vinieron luego. Logró definir una América auténtica, mantenerse fiel a su origen, solidario con su gente y beligerante siempre con el autoritarismo.