Roberto y Eva

En 1988, el Primer Premio Crisis de Novela, instituido por esa revista, y según el dictamen unánime de un jurado que integraron Fernando Alegria (Chile). Eduardo Galeano (Uruguay) y Jorge B. Rivera (Argentina), recayó en Roberto y Eva. Pocas veces, como en este caso, la lectura de un texto ratifica la justicia de una elección. Porque pocas veces el libre juego de la fantasía y la indagación del trasfondo histórico, el trabajo textual y la amenidad narrativa suelen darse la mano con tanta armonía y producir un fruto de similar esplendor.

Roberto Arlt y Eva Duarte se conocieron (Saccomano parte de un testimonio de César Tiempo que así lo afirma). El creia en la Revolución; ella, la partiquina, en la Virgen de Itatí: ambos -imagina Saccomano- visitaron al Astrólogo en Temperley. A través de ellos, aquel teórico criollo del golpe de Estado pretendía adueñarse del poder. Para financiar su aventurerismo político contaba con las medias de goma, el invento de Roberto, cuya patente vendería a Gath & Chaves. "Imaginé en estas páginas -ha declarado Saccomano-el idilio enrarecido entre el escritor poseído y la estrella fugaz de la radiofonía. Roberto esperaba que, cuando le tocase la muerte, lo encontrara con vida. Eva, con volver y ser millones. Los sueños, sueños son."

Si las voces de los magistrales melodramas arltianos y las de La razón mi vida suenan en los oídos del lector, que no se asuste. Porque no es casual: Saccomano ha realizado un notable trabajo intertextual para levantar este edificio, que encontrará lugar de privilegio, no en la Historia pero sí en los anales de la Literatura argentina contemporánea.