Recuento
Antología personal
En estos doce relatos de Héctor Tizón, considerados por él lo mejor de su obra, podemos encontrar las distintas vertientes de su mundo narrativo, y también las constantes. Con prosa limpia, despojada de lo superfluo, rescata lo universal del paisaje humano y físico de Jujuy, trascendiendo las limitaciones del regionalismo, por lo que tiene ya un lugar asegurado en la literatura argentina y latinoamericana. Sus fantasmagorías se alimentan con el polvo de la derrota, entre cuyos velos mito e historia se dan la mano, al igual que lo real y lo fantástico. Sus seres, aunque caracterizados con trazos impecables, se arrastran por un orden muerto, en un tiempo congelado en una espera desesperanzada, donde sólo hay lugar para la poesía y el olvido, para la leyenda y la ficción que lo sostienen. Las causas de esta mar-ginación quedan siempre sugeridas, pero no acentuadas con los lenguajes del poder. Tizón es fiel al desamparo y la esencia fatalista de sus personajes, al silencio y frustración que los rodean. Sólo por no traicionarlos, y con la callada modestia que ellos le enseñaron, en estos años negros que pasaron partió para el exilio. Hoy, ya de regreso, nos entrega este recuento, que es una reafirmación.