Lugar común la muerte
«Hace ya tiempo descubrí, no sin sorpresa, que los azares del periodismo me acercaban con persistencia al tema de la muerte. Hace 1965 supe, en Hiroshima y Nagasaki, que un hombre puede morir indefinidamente y que la muerte numerosa que al principio pareció intolerable y que luego fue aceptada con indiferencia y hasta olvido. Así lo perdimos...» Tomás Eloy Martínez.
Lugar común la muerte es uno de los ejemplos más claros de que en la literatura no hay géneros sino modos de leer. Cada uno de los relatos de este singular libro pueden —y deben— ser leídos como cuentos, pero también como una investigación sobre el cuerpo vivo de la Historia. Sus personajes pertenecen a la realidad pero se relacionan con el lector como si fueran criaturas de imaginación. En eso reside la mayor fascinación de estas treces piezas narrativas, que estimulan tanto la curiosidad informativa como el conocimiento del hombre situado ante sus límites de muerte y desastre.
Tomás Eloy Martínez, el autor de estas liminares reflexiones, agudas y polémicas, nació en Tucumán, en 1934. Ganó premios tempranos con sus poemas y cuentos, compuso libretos de cine y televisión, fue crítico cinematográfico en La Nación, de Buenos Aires e integró el equipo de dirección del semanario Primera Plana, antes de dirigir La Opinión Cultural y la revista Panorama.
En Buenos Aires fundó y fue el primer director del noticiero de televisión Telenoche. En Venezuela, donde vivió entre 1975 y 1983, fundó El diario de Caracas. Ha escrito diez libretos para el cine, tres de ellos en colaboración con el escritor Augusto Roa Bastos: una novela (Sagrado, 1969), dos ensayos (sobre cine argentino en 1961 y sobre el poeta venezolano José Antonio Ramos Sucre, veinte años después); y ha dirigido durante dos años (1980-82) el programa más extenso de la televisión venezolana, Lo de hoy. Actualmente reside en Washington D.C. como “fellow” de The Wilson Center, donde está completando su monumental estudio sobre Juan Domingo Perón y el militarismo en la Argentina.
Lugar común la muerte registra el punto preciso en que un hombre o una comunidad sienten sobre sí el peso simultáneo de la vida y de la muerte: el instante de mayor soledad para la condición humana. Es una obra de reconstrucciones. A través de documentos, confesiones personales y apuntes que no excluyen la poesía, Tomás Eloy Martínez recrea las últimas terribles semanas de Ramos Sucre, los eclipses de Macedonio Fernández, la peregrinación hacia los sótanos de Felisberto Hernández, la decadencia y caída de Juan Manuel de Rosas en Southampton, y la conversación de muerte entre Juan Domingo Perón y su shamán José López Rega, en uno de los momentos más críticos de su doble mesianismo.
Esta obra escrita en el exilio redescubre a uno de los argentinos de mayor prestigio en América Latina. El escritor Antonio Di Benedetto quien señaló que “El diario de Caracas, moderno, dinámico y culto nació por un argentino —Tomás Eloy Martínez— destacado periodista y autor de Lugar común la muerte, un libro llamado a ser célebre”.